Hace unas horas, el Cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la santa Iglesia Romana, anunció el fallecimiento del Papa Francisco, con estas palabras:

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«Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la Casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino».

 

Cabe recordar que su última aparición pública fue durante la mañana del Domingo 20 de abril, en la fiesta de la resurrección del Señor cuando saludó a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro y, como es costumbre, impartió la bendición a la Iglesia y al mundo. En su mensaje, recordó que con la resurrección «el amor venció al odio, la luz venció a las tinieblas, la verdad venció a la mentira y el perdón venció a la venganza». Así, aunque «el mal no ha desaparecido de nuestra historia, no tiene dominio ni poder sobre quien acoge la gracia de este día». Dirigiéndose a todos los que sufren situaciones de dolor, señaló que «sus gritos silenciosos han sido escuchados, sus lágrimas han sido recogidas pues en la Pasión y muerte de Jesús, Dios ha cargado sobre sí todo el mal del mundo y con su infinita misericordia lo ha vencido, eliminando el orgullo diabólico que envenena el corazón del hombre y siembra por doquier violencia y corrupción». Aprovechó la oportunidad para expresar su deseo de que todos los fieles «volviéramos a esperar y a confiar en los demás -incluso en quien no nos es cercano o proviene de tierras lejanas, con costumbres, estilos de vida, ideas y hábitos diferentes de los que a nosotros nos resultan familiares- pues todos somos hijos de Dios», y recordando la violenta situación que enfrentan distintas poblaciones de la tierra, entre las que destacan Palestina, Israel, Líbano, Siria, Ucrania, Armenia, Azerbaiyán, República Democrática del Congo, Sudán, Birmania, Myanmar, e hizo un llamamiento a construir la paz: «a cuantos tienen responsabilidades políticas a no ceder a la lógica del medio que aísla, sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo. Estas son las armas de la paz: las que construyen el futuro, en lugar de sembrar muerte»