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EJERCICIOS ESPIRITUALES

Comunidad del Beato Domingo Barberi

El Pueblito, Querétaro

19 a 23 de febrero de 2024

De manera providencial y entusiasta, desde el lunes 19 hasta el viernes 23 de febrero del presente año 2024, los hermanos, cuya vida y misión se desarrollan en esta Provincia de Cristo Rey, tuvimos la oportunidad de vivir nuestra tanda anual de ejercicios espirituales. Los cuales, en esta ocasión particular fueron acompañados por las meditaciones del P. Eddy Alejandro Vásquez, C.P., quien otrora, estuvo a carga de algunas instancias latinoamericanas de reflexión en la espiritualidad pasionista y actualmente desempeña el servicio de Consultor General de nuestra Congregación. 

 

Las meditaciones de estos días versaron sobre el cuidado exigido por nuestra opción de una consagración cuyo pleno desarrollo y culmen se da en medio de una comunidad de hermanos. En tal sentido, la cita de la Escrituras que nos acompañó durante aquella singular jornada espiritual fue la del Génesis 2,15: “Lo puso en el huerto, para que lo cultivara y cuidara”. A partir de esta propuesta se nos hizo evidente que el tiempo vivido, ha sido obsequio y espacio propicio para abrazar la esperanza y la confianza mas radical. Ciertamente el camino puede resultar no tan expedito en algunos momentos, pero especialmente debido a esto nos encontramos tratando de responder a la invitación de aferrarnos a la palabra y a las tantas palabras que nos motivan a continuar avanzando en la iniciativa de desenterrar los motivos y las opciones que en muchos momentos hemos sentido diluidos por el paso del tiempo y tantas otras situaciones. 

 

En las palabras iniciales, antes de realizar los acostumbrados equipos de animación de la liturgia cotidiana, el predicador nos hacía conscientes de que este era un tiempo para “abrir nuestro corazón, redescubrir los sueños y deseos que lo habitan, ponerles nombre y rezarlos. Tiempo para permitirnos atravesar por la dinámica de un amor siempre herido, en el deseo profundo de un encuentro que nos sane y nos haga recobrar sentido”.

 

Durante estos días de ejercicios, Dios nos permitió reconocer la necesidad del cuidado en las diversas dimensiones de nuestra vida, particularmente en los aspectos que nos demandan reconocernos como hermanos en medio de las extremas formalidades que a veces rigen la vida de nuestros retiros.

 

Llegado el día conclusivo de aquel especial momento de encuentro, cada uno de los hermanos, regresamos a nuestras comunidades, con la consigna de hacer vida todo aquello que el Santo Espíritu nos reveló como primordial para alcanzar la plenitud de nuestra consagración. 

 

Coh. Carlos Lantigua Checo, C.P.

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