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Clausura del Jubileo Pasionista

Comunidad de Nuestra Señora de la Paz

Santo Domingo, D.N.

21 de mayo de 2022

La celebración de nuestro año Jubilar, ha sucedido en medio de las diversas situaciones e incertidumbres estrechamente vinculadas a las disposiciones estatales en torno al progreso e intencionada prevención de la pandemia. Tales circunstancias motivaron una vivencia del Jubileo más interna, con menos expresividad de la que pudo haberse realizado en otro escenario. En tal sentido, la extensión del periodo jubilar en nuestra Congregación, ha sido realmente una gracia inconmensurable, especialmente ahora que ha disminuido la rigurosidad de las disposiciones estatales y se nos posibilita con mayor facilidad el encuentro con quienes compartimos nuestra vida y apostolado.

Siendo cada vez más próxima la conclusión de este periodo de gracia y misericordia que la Iglesia concede a nuestra Congregación, con motivo de nuestros 300 años de vida, misión y presencia eclesial, nuestra Comunidad se propuso la realización de un contingente de actividades jubilares, que nos permitieran desarrollar el sentido más propio de nuestra celebración. Han sido tres días de actividades centradas fundamentalmente en las comunidades parroquiales, en donde inicialmente se desarrollaron de manera simultánea, dos días de temáticas pasionistas compartidas por los hermanos del filosofado de nuestra Provincia. 

El primer día de actividades se compartió el tema titulado: “La Congregación Pasionista: el sueño de Dios en San Pablo de la Cruz”. Con la finalidad de presentar las inspiraciones que resultaron determinantes en el proyecto fundacional que el Señor llevó a cabo por medio de nuestro Padre y Fundador. Llegados al segundo día de este triduo jubilar, se desarrolló la charla denominada: “300 años de historia. Los frutos de la Congregación Pasionista”. Buscando hacer un recorrido por la historia carismática de nuestra familia religiosa, en la que se destacan numerosos frutos de santidad en los miles de hombres y mujeres que han abrazado la Pasión de Cristo como forma y criterio de vida fundamental. En tal sentido se ha querido destacar la figura del hoy Siervo de Dios, Padre Benito Arrieta, un Pasionista de origen vasco, que, habiéndose dedicado al pleno servicio de los crucificados, específicamente en Santo Domingo, evidenció los efectos de una vida santa, consagrada a Cristo en los pobres, cuyo testimonio evangélico logró posicionarle en la más alta estima de la porción del pueblo de Dios a él confiada, en la conocida zona de los Alcarrizos, donde reposan sus restos mortales; allí, donde habría de entregar definitivamente su alma al Señor, a las 3 de la tarde del viernes 29 de agosto del año 1975. Su causa, fue el primer proceso de canonización abierto en la República dominicana, testimoniándose así la vigencia y potencialidad del carisma de la Pasión que continúa ganando almas para Cristo en todo tiempo y lugar.

En el tercer día de las actividades, tuvo lugar el encuentro de las comunidades parroquiales confiadas a nuestra Congregación en Santo Domingo, que desarrollando un programa en común se dieron cita en el templo parroquial de San Matías. De esta forma, celebraron juntos la recepción del cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia, que peregrina por todas la Parroquias del país, con motivo del centenario de la coronación canónica de la protectora espiritual del pueblo dominicano. Al finalizar aquella especial celebración, todos los presentes se trasladaron hacia las instalaciones del Colegio San Gabriel de la Dolorosa, para participar en un pequeño pero animado concierto, en el que todos los asistentes expresaron de forma sensible su acogida a la alegría y dinamismo de este tiempo especial para todos los que participamos del carisma de la Pasión.

Llegado al esperado domingo 22 de mayo, desde muy temprano en el colegio Nuestra Señora de la Paz, comenzaron a llegar quienes se disponían a participar de la solemne clausura del Año Jubilar Pasionista. Así, marcándose en el reloj las 9:00 a.m., el padre Genelio García Antigua, Consultor Provincial, comenzó la lectura de la monición inicial, seguida de la cual, Mons. Raúl Berzosa iniciaría los ritos previos a la procesión que se dirigiría a la Parroquia Nuestra Señora de la Paz. En el camino en el que unimos nuestros pasos hacia la icónica parroquia donde por más de 60 años se ha desarrollado la labor Pasionista en la isla, una cantidad de hermanos procedentes de los distintos lugares de nuestro apostolado, tomaron con cantos y cadencia, la calle central que nos conduciría hacia nuestro piadoso destino.

Llegados a la Puerta Santa, el Obispo realizó una oración por todos aquellos que habrían de pasar por la misma y seguidamente, habiendo entrado todos en el templo, inició nuestra emotiva y solemne celebración, en la que también nos acompañaron las comunidades de las Hijas de la Pasión presentes en la capital dominicana. El Obispo, aprovechando el escenario idóneo y compartiendo también nuestra alegría, nos exhortó a mirar con esperanza el futuro, en el que podríamos alcanzar una mayor presencia pública y comprometida con la actual propuesta de una Iglesia sinodal.

Aproximándose el término de la celebración litúrgica, se dio espacio a la veneración de las reliquias de algunos santos y beatos pasionistas, que fueron presentadas por el mismo Obispo, a todos los fieles, mientras se entonaban cantos que tocan la fibra cardiaca de todos los que han compartido nuestra historia, carisma y misión. Al final de este significativo gesto, Mons. Raúl Berzosa, acompañado por el Consultor Provincial en la República Dominicana, se dirigió a la Puerta Santa que se habría de cerrar, recordándonos las misericordias que Dios ha dispensado a esta porción de su pueblo, que acoge como Padre e intercesor a San Pablo de la Cruz.

Finalmente se tuvo un momento de compartir fraterno en el salón parroquial con todos los asistentes a la celebración. Posteriormente, se invitó a los hermanos de la comunidad, junto con las hermanas, algún sacerdote invitado y el señor Obispo a pasar a la comida que se tendría en la casa, donde recibimos con agradecimiento la sorpresa de un Mariachi que estuvo amenizando el momento de encuentro por aproximadamente una hora completa.

Llegada la tarde, alegres, agradecidos y expectantes, dimos gracias a Dios por la posibilidad de coincidir en esta opción y pedimos el auxilio de su Espíritu en nuestra consagración a él, en esta gran familia Pasionista.

Coh. Carlos Alberto Lantigua Checo, C.P.

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